En
el control de un proceso automatizado, es imprescindible un dialogo entre
operador-máquina junto con una comunicación entre la máquina y el autómata,
estas comunicaciones se establecerán por medio del conjunto de entradas y
salidas del citado elemento.
Los
autómatas son capaces de manejar tensiones y corrientes de nivel industrial,
gracias a que disponen un bloque de circuitos de interfaz de E/S muy potente,
que les permite conectarse directamente con los sensores y accionamientos del
proceso.
De
entre todos los tipos de interfaces que existen, las interfaces especificas
permiten la conexión con elementos muy concretos del proceso de automatización.
Se pueden distinguir entre ellas tres grupos bien diferenciados:
Las
interfaces especiales del primer grupo se caracterizan por no influir en las
variables de estado del proceso de automatización. Únicamente se encargan de
adecuar las E/S, para que puedan ser inteligibles por la CPU, si son entradas, o
para que puedan ser interpretadas correctamente por actuadores (motores,
cilindros, etc.), en el caso de las salidas.
Las
del segundo grupo admiten múltiples modos de configuración, por medio de unas
combinaciones binarias situadas en la misma tarjeta. De esta forma se descarga
de trabajo a la unidad central, con las ventajas que conlleva.
Los
procesadores periféricos inteligentes, son módulos que incluyen su propio
procesador, memorias y puntos auxiliares de entrada / salida. Estos procesadores
contienen en origen un programa especializado en la ejecución de una tarea
concreta, a la que le basta conocer los puntos de consigna y los parámetros de
aplicación para ejecutar, de forma autónoma e independiente de la CPU
principal, el programa de control.